La
inusual apariencia de este mamífero —ponedor de huevos, venenoso, con hocico en
forma de pico de pato, cola de castor y patas de nutria desconcertó a los
naturalistas europeos cuando se lo encontraron por primera vez, llegando
incluso a ser considerado por algunos como una elaborada falsificación. Es uno
de los pocos mamíferos venenosos existentes; los machos tienen un espolón en
las patas posteriores que libera un veneno capaz de producir un dolor intenso a
los humanos. Sus características únicas lo convierten en un importante sujeto
de estudio en el campo de la biología evolutiva, así como en un símbolo
reconocible e icónico de Australia; ha aparecido como mascota en
acontecimientos nacionales y aparece al dorso de la moneda australiana de 20
céntimos. Es el emblema animal del estado de Nueva Gales del Sur.
Hasta
principios del siglo XX se lo cazaba por su piel, pero actualmente está
protegido en todo su ámbito de distribución. No se considera que se encuentre
bajo amenaza inmediata, a pesar de que los programas de reproducción en
cautividad han tenido un éxito bastante limitado, y de que es una especie
vulnerable a los efectos de la contaminación.
Veneno
Aunque
tanto los machos como las hembras nacen con espolones en el tobillo, solo los
del macho liberan veneno, compuesto principalmente por proteínas similares a
defensinas (DLP), tres de las cuales son únicas en el ornitorrinco. Las
defensinas son producidas por su sistema inmunitario. A pesar de que el veneno
es lo suficientemente potente como para matar animales pequeños, o incluso
perros, no es letal para los humanos, aunque tras una picadura pronto aparece
un edema alrededor de la herida que se extiende gradualmente por el miembro
afectado y causa un dolor tan intenso que ni siquiera puede ser calmado con morfina.
La información obtenida de los estudios de caso y pruebas anecdóticas indica
que el dolor se transforma en una hiperalgesia de larga duración que persiste durante
días o incluso meses. El veneno se produce en las glándulas crurales del macho,
unas glándulas alveolares en forma de riñón conectadas al espolón calcáneo de
ambas patas posteriores a través de un conducto con paredes delgadas. Las
hembras, al igual que en los equidnas, nacen con púas rudimentarias que no se
desarrollan y caen antes de que lleguen a alcanzar un año de edad y carecen de
glándulas crurales funcionales.
El
veneno parece tener una función diferente a la del producido por especies no
mamíferas; sus efectos no suelen ser letales, pero son lo bastante potentes
como para debilitar seriamente a la víctima. Puesto que solo los machos
producen veneno y la producción aumenta durante la época de apareamiento, se
teoriza que es utilizado como arma ofensiva para hacer valer su dominio durante
este período.
Reproducción
La
especie solo tiene un período de apareamiento; después de un complicado cortejo
que termina con la pareja nadando unida describiendo círculos lentamente,
mientras el macho sujeta con el pico la cola de la hembra,la copulación se produce
entre junio y octubre, con una cierta variación local a lo largo de su área de
distribución. La observación histórica, los estudios basados en el marcaje y la
recaptura, e investigaciones preliminares de genética de poblaciones indican la
posibilidad de que haya miembros permanentes y temporales en las poblaciones, y
sugieren un sistema de apareamiento poligínico. Se cree que las hembras se
vuelven sexualmente activas durante su segundo año de vida, y se ha confirmado
que animales de más de nueve años de edad todavía se aparean.
Fuera
de la temporada de apareamiento, el ornitorrinco vive en una sencilla
madriguera de tierra, con la entrada unos 30 cm por encima del nivel del agua.
Después del acoplamiento, la hembra construye una madriguera más profunda y
elaborada de hasta 20 metros de longitud, y la tapona a intervalos, quizás como
protección contra la subida del nivel del agua o contra predadores, o como
método de regulación de la humedad y la temperatura.48 El macho no desarrolla
ningún papel en la cría de la descendencia, y se retira a su madriguera. La
hembra recubre y acolcha la tierra de la madriguera con hojas muertas y húmedas
y llena el nido al final del túnel con hojas muertas y cañas para realizar la
cama, donde incubará sus huevos. Arrastra este material al nido enroscándolo
con su cola.
Las
hembras tienen un par de ovarios, pero solo el izquierdo es funcional. Ponen
entre uno y tres (generalmente dos) huevos pequeños y coriáceos (parecidos a
los de los reptiles), que miden unos 11 mm de diámetro y son un poco más
redondeados que los de las aves.49 Los huevos se desarrollan en el útero
durante unos 28 días, con solo unos 10 días de incubación externa (a diferencia
de los huevos de gallina, que pasan un día en el tracto y tres semanas en el
exterior). Tras la puesta de estos huevos pegajosos y de cáscara fina, la
hembra se acurruca a su alrededor sosteniéndolos contra su vientre con la cola.
El período de incubación se divide en tres partes. En la primera el embrión
carece de órganos funcionales y se mantiene gracias al saco de vitelo. El
vitelo es absorbido por la cría en desarrollo. Durante la segunda se
desarrollan los dedos, y en la última aparece el «diente de huevo».
Los
recién nacidos son vulnerables, ciegos y sin pelo, y son alimentados con la
leche de la madre. Aunque posee glándulas mamarias, carece de pezones; la leche
se libera a través de los poros de la piel. La hembra tiene unos surcos en el
abdomen que forman balsas de leche que permiten a las crías lamerla. Tras la
eclosión, las crías son amamantadas durante tres o cuatro meses. Durante la
incubación y el período de lactancia la madre inicialmente solo deja la
madriguera por períodos cortos para buscar alimento. Cuando lo hace, crea una
serie de delgados tapones de tierra a lo largo de la madriguera, posiblemente
para proteger a las crías de los predadores; cuando empuja estos tapones
durante el regreso, le absorben el agua del pelaje, lo que permite que la madriguera
permanezca seca. Transcurridas unas cinco semanas, la madre empieza a pasar más
tiempo separada de las crías y, cuando tienen unos cuatro meses, abandonan la
madriguera.36 Los ornitorrincos nacen con dientes, pero se les caen a una edad
muy temprana, dejando unas placas córneas con las que muelen la comida.
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