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viernes, 9 de junio de 2017

El Castor


Los castores (Castor) son un género de roedores semiacuáticos nativos de América del Norte y Eurasia que se caracterizan por sus amplias y escamosas colas. Este género, de todos los que pertenecen a la familia Castoridae, es el único no extinto en su totalidad, y engloba tres especies: el castor americano (Castor canadensis), el castor europeo (Castor fiber) y el castor de Kellog (Castor californicus), este último extinguido desde el Pleistoceno. Todas ellas habitan exclusivamente en el Hemisferio Norte, excepto algunos castores americanos que llegaron a la región sudamericana de Tierra del Fuego al ser allí introducidos. También se introdujeron individuos de esta especie en ciertas regiones de Europa. Con estas excepciones, Castor canadensis habita únicamente en Norteamérica, y Castor fiber en regiones de Europa y Asia. Castor californicus se extendía por lo que hoy en día es el oeste de los Estados Unidos. Aunque son muy similares entre sí, las investigaciones genéticas han demostrado que las poblaciones europeas y norteamericanas de castores son de especies distintas; la principal diferencia radica en que tienen diferente número de cromosomas.


Estos animales son conocidos por su habilidad natural para construir diques en ríos y arroyos, y sus hogares —llamados castoreras— en los estanques que se crean a causa del bloqueo del dique en la corriente de agua. Para la edificación de estas estructuras, utilizan principalmente los troncos de los árboles que derriban con sus poderosos incisivos. A pesar de la gran cantidad de árboles que talan, los castores no suelen perjudicar el ecosistema en el que viven; por el contrario, lo mantienen saludable, pues sus diques proveen una gran cantidad de beneficios. Entre otras cosas, estas barreras propician la creación de humedales, ayudan a controlar inundaciones y eliminan contaminantes de la corriente. No obstante, en ecosistemas extraños para ellos, estas modificaciones al ambiente pueden ser perjudiciales, como ha sucedido, por ejemplo, con los castores introducidos en Tierra del Fuego.
Clasificación
El género Castor es uno de los más de treinta géneros clasificados dentro de la familia Castoridae. Dado que hay más de 2.200 especies de roedores, las especies de este género representan aproximadamente el 0,13% del total de especies que conforman el orden Rodentia. Los castores se encuentran clasificados dentro del reino de los animales debido a que son organismos eucariotas, pluricelulares y heterótrofos, con desarrollo embrionario y capacidad de locomoción; en el filo de los cordados, ya que cuentan con una notocorda, que es el principal sostén de su cuerpo, y en su caso se trata de la columna vertebral; dentro de la clase de los mamíferos, pues son seres vertebrados, amniotas, de sangre caliente, con glándulas mamarias y pelo; en el orden de los roedores, el más numeroso de los mamíferos, ya que cuentan con dos incisivos en sus mandíbulas superior e inferior, que se encuentran en constante crecimiento; y dentro de la familia de los castóridos, la cual incluye a los castores modernos y sus parientes primitivos, todos ellos caracterizados por ser semiacuáticos, tener patas traseras palmeadas y grandes colas aplanadas y escamosas.
Alimentación
La dieta de los castores es estrictamente herbívora. Se alimentan de la corteza, ramillas y hojas de los árboles que talan y de las raíces de plantas acuáticas. Aunque pueden ingerir casi cualquier vegetal comestible que encuentren en la orilla de un río o lago, prefieren ciertos alimentos sobre otros. Se ha observado que los castores europeos prefieren la corteza y hojas de árboles como sauces, abedules y avellanos, mientras que los castores americanos se inclinan por árboles como sauces, abedules, álamos, cerezos, arces y alisos, entre otros. A pesar de sus preferencias, la dieta de un castor suele basarse en la disponibilidad de alimentos, por lo que no rechazan un alimento aunque no sea de sus favoritos.
Para subsistir en el invierno reúnen una reserva de comida, la cual mantienen sumergida en el fondo del estanque donde viven, muy cerca de una de las entradas a la madriguera. Acostumbran colocar las ramas más grandes en la parte superior y las más pequeñas en la parte inferior de la pila para impedir que éstas últimas sean arrastradas por la corriente. Mientras más frío sea el clima en el que vivan, más importante se vuelve la recolección de esta reserva de comida, pues suelen pasar prácticamente todo el invierno dentro de sus madrigueras. Además de servirles como fuente de alimento, esta reserva de madera tiene otra función. Ya que la superficie del estanque se congela durante el invierno, los castores permiten que algunas ramas floten en el agua, impidiendo que ésta se solidifique en esa zona. De esta forma pueden salir al exterior en caso de alguna emergencia por ejemplo, si se agota la reserva de comida.
Reproducción
Los castores son capaces de aparearse en casi cualquier etapa de su vida, y son monógamos aunque si su pareja muere, pueden conseguir otra Su monogamia se debe principalmente a que, para el correcto cuidado de las crías, es necesario que ambos padres colaboren, ya que uno solo no sería capaz de cuidarlas. Por lo tanto, deben permanecer unidos todo el tiempo para que la reproducción tenga éxito.
Hábitat
Los castores habitan en las zonas ribereñas, y predominantemente en regiones frías. La costumbre de estos animales durante cientos de miles de años en su hábitat natural ha sido mantener saludables y en buen estado a los ecosistemas acuáticos en los que viven, aunque para un observador humano, viendo todos los árboles talados, en ocasiones puede parecer que están haciendo justo lo contrario. En realidad el castor es una especie que trabaja como piedra angular en su ecosistema al crear humedales que son útiles para muchas otras especies. Después de los humanos, ningún otro animal modifica tanto el entorno que lo rodea como el castor.
Madrigueras
Los diques bien mantenidos bloquean la corriente de agua, creando de esta forma un profundo estanque que ayuda a aislar el hogar de los castores: su madriguera, conocida también como cabaña, una estructura de forma cónica donde la familia de castores vive, y que es construida también con ramas y fango, además de musgo y hierba entretejida.Las entradas de la madriguera se encuentran bajo el agua para evitar que queden bloqueadas cuando la superficie del estanque se congele y para hacer casi imposible el ingreso de otros animales (aunque se han encontrado ratas almizcleras viviendo dentro de madrigueras junto con los castores que las construyeron).
La madriguera en sí consiste en una cámara principal, de hasta un metro de altura, cuyo suelo está al nivel del agua y a donde llegan las entradas desde el exterior, que por lo general son dos: la primera, recta e inclinada, es usada para llevar madera al interior, y la segunda, que desciende al agua de forma más directa, es utilizada solo para entrar y salir. Justo afuera de la primera entrada, los castores mantienen almacenada su reserva de comida para el invierno. En realidad la madriguera suele tener el piso a dos niveles diferentes como medida de protección en caso de que se eleve el nivel del agua durante el deshielo de primavera.68 A pesar de que el aire se filtra a través de las paredes, también es común que haya una sección más delgada en el techo que sirva para ventilar el interior y facilitar la entrada del aire.




 

 

 


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