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Flores

sábado, 10 de junio de 2017

Las Abejas


Los antófilos, conocidos comúnmente como abejas, son un clado de insectos himenópteros, sin ubicación en categoría taxonómica, dentro de la superfamilia Apoidea. Se trata de un linaje monofilético con más de 20 000 especies conocidas. Las abejas, al igual que las hormigas, evolucionaron a partir de avispas. Los antepasados de las abejas eran miembros de la familia Crabronidae y eran depredadores de insectos. Es posible que las primeras abejas se hayan alimentado del polen que cubría a algunas de sus presas y que, gradualmente, hayan empezado a alimentar a sus crías con polen en vez de insectos.

Hay muchas más especies que aún no han sido descritas. Se las encuentra en todos los continentes, excepto en la Antártida. Están en todos los hábitats donde hay plantas con flores (magnoliofitas o angiospermas). Están adaptadas para alimentarse de polen y néctar, usando el primero fundamentalmente como alimento para las larvas y el segundo como material energético. La especie mejor conocida por todos es la abeja doméstica (Apis mellifera), a veces simplemente llamada “abeja”; esta especie es un insecto social que vive en enjambres formados por tres clases de individuos: reina, obreras y zánganos; sin embargo, la mayoría de las especies de abejas son solitarias, es decir, que no forman enjambres. Existe también un número de especies semisociales, con capacidad de formar colonias; por ejemplo, los abejorros. Estas colonias no llegan a ser tan grandes ni duraderas como las de la abeja doméstica.


Comunicación
Las abejas de la miel pueden avisar al resto del enjambre acerca de la presencia de alimento y de su dirección. El sistema que utilizan es una danza, denominada la danza de la abeja: una serie de movimientos del cuerpo de la abeja emisora que son captados por las antenas de las otras. La danza adquiere dos formas: una circular, si la fuente de alimentación se encuentra a menos de cincuenta metros, y una abdominal en forma de ocho, que también indica la dirección, si el alimento se halla más lejos.
Haplodipoidía y la determinación del sexo
Las abejas, al igual que otros himenópteros tienen un sistema de determinación del sexo, llamado haplodipoidía, en que los machos son haploides y las hembras diploides. Esta situación hace que las hembras hijas de una misma madre compartan una mayor proporción de genes que en otras situaciones. Esto predispone a la socialidad en que los miembros de un mismo nido se benefician genéticamente de la ayuda mutua más que si compartieran una proporción menor de genes.
En las especies haplodiploides, las hembras se desarrollan de huevos fertilizados o diploides y los machos de huevos haploides (con una sola copia de cada gen). Las hijas comparten el 100% de los genes del padre y 50% de la madre. Así es que las hermanas comparten el 75% de sus genes. Es esta relación genética más cercana que en otros casos que predispone a la eusocialidad. Las obreras no se reproducen pero pasan sus genes a la siguiente generación cuando ayudan a criar a sus hermanas. La eusocialidad ha surgido independientemente por lo menos nueve veces en Hymenoptera.
Hay excepciones, las termitas son eusociales pero no haplodiploides y muchas especies de abejas carecen de socialidad aunque tengan el sistema haplodiploide. Además en el caso en que una reina se aparea con varios machos, las hijas de diferentes padres comparten solamente el 25% de sus genes. En conclusión la haplodiploidía no es ni necesaria ni suficiente para conducir a la eusocialidad.
Polinización
Las abejas son los polinizadores más importantes de las plantas con flores o magnoliófitas. Se calcula que la tercera parte de los alimentos humanos son polinizados por insectos, fundamentalmente abejas.
La mayoría de las abejas son de cuerpo velludo con pelos plumosos; llevan una carga electrostática. Todo esto ayuda a que el polen se adhiera a su cuerpo. Con sus patas transfieren el polen a las canastas de polen que pueden ser de dos tipos: escopas o corbículas. Algunas especies de abejas son muy especializadas y colectan polen de unas pocas especies de plantas, otras son generalistas y visitan muchos tipos de flores diferentes. Pero en general visitan flores de una sola especie por un período de tiempo antes de ir a otra especie, lo cual es beneficioso para las plantas que requieren polen de la misma especie para su fecundación. La abeja posee dos antenas (órganos del olfato), que le sirven para localizar las flores, y dos pares de alas, muy delgadas, que permiten a algunas especies, largos vuelos de hasta 12 km.


Asociaciones con flores
La mayoría de las abejas son polilécticas (generalistas) que cosechan polen de una variedad de plantas. Sin embargo, algunas son oligolécticas (especialistas), que sólo recogen polen de unas pocas especies de plantas relacionadas, generalmente dentro de una misma familia. Los polinizadores especialistas también incluyen algunos que cosechan aceites florales en vez o además de polen, también los machos de las abejas de las orquídeas que coleccionan productos aromáticos de las orquídeas (uno de los pocos casos en que las abejas machos son eficientes polinizadores). También son capaces de identificar los diseños ultravioletas o los aromas de ciertas flores e incluso los campos electromagnéticos. Una vez que la abeja llega a la flor hace uso de la calidad del néctar y del sabor del polen para decidir si sigue visitando ese tipo de flores.
En raros casos una especie de plantas es polinizada efectivamente por una sola especie de abejas. Algunas especies de plantas están en peligro de extinción, al menos en parte, porque su polinizador también se encuentra en peligro. Sin embargo, existe una marcada tendencia de que las abejas oligolécticas estén asociadas con plantas comunes de amplia distribución que son visitadas por una variedad de polinizadores. Por ejemplo hay alrededor de cuarenta oligolelos asociados al arbusto de la creosota (Larrea tridentata) en las zonas áridas del suroeste de Estados Unidos.




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